Cuántas cosas se nos pasan por la cabeza en momentos de incertidumbre… Incluso muchas veces, tenemos la sensación de que la cabeza va por libre, sin poder pararla.
Y es que nuestra mente tiene como función principal «fabricar» pensamientos constantemente para protegernos.
A nuestra mente le encantan los hábitos, los pensamientos repetitivos, darle vueltas siempre a lo mismo, como si eso fuera lo que tenemos que hacer.
En momentos de peligro, esto nos interesa, para poder salir lo más airosos posibles de estas circunstancias, pero eso no pasa todo el tiempo, por el contrario el 98% de nuestro tiempo, fabricamos películas mentales que nunca suceden.
Y lo que muchas veces desconocemos, es que esos pensamientos «fabricados» son los que me llevan a sentirme de una manera determinada, que a veces es de bienestar y satisfacción, pero la gran mayoría es de ansiedad, preocupación, angustia, incluso tristeza.
Todas estas emociones son el resultado de unas historias creadas en nuestra cabeza, las cuales consideramos como hechos reales e incambiables, aunque solo estén ahí, y sean fruto de nuestra imaginación.
Las herramientas como la meditación, la contemplación, el mindfulness, etc. son recursos propios que nos ayudan a identificar y gestionar esos pensamientos, consiguiendo en muchos casos, ser más conscientes de aquello que quiero o no, en mi vida.
La práctica diaria de estas herramientas, no sólo nos permitirá entrenar nuestra mente hacia donde el corazón (y no la mente) quiera, si no que contribuirá a una correcta auto-gestión de mis emociones, en donde podré elegir qué camino tomar ante una determinada situación y el nivel de implicación o sufrimiento que quiera darle.